Una artista plástica que encontró en el collage una herramienta para alzar la voz y criticar a la sociedad de consumo y al individualismo occidental. Ya prepara su próxima exposición en Cuba.
Por: Leonardo Casiano | Foto: Oliver Lecca
El interés por enfrentar la realidad y la ficción llevó a Aisha Ascóniga a ser artista. Sus obras son una extensión de sus pensamientos. Muchas veces, en esa constante batalla por cuestionar los parámetros occidentales establecidos, Aisha ha retado al mundo, tomando como instrumento sus expresiones culturales. Ha recortado revistas donde las protagonistas son mujeres modelo y las ha llenado de realidad, revelando capas que demuestran el espejismo en el cual vive la sociedad; y otras veces ha dejado rostros sin miradas y restos de caras pululando en trozos de papel.
Así, ella enfrenta a los parámetros de belleza moderna. «Mi trabajo habla de la época en que vivimos, del consumo y el individualismo, de cómo esto nos afecta y genera desórdenes psicológicos», comenta.
Esta crítica de lo contemporáneo nace de su inquietud por comprender el tiempo y la realidad, influenciada por pensadores como Martin Heidegger o Sigmund Freud, célebres por retar a la sociedad occidental en su tiempo. La juventud de Aisha, de hecho, estuvo marcada por la crianza de un padre filósofo y esto se hizo notar a medida que crecía.
«Mi proceso artístico comienza con el tema, luego vienen las lecturas. Es así que busco un concepto, un discurso», acota la artista que se graduó en 2014 de ‘Corriente Alterna’ y que ha llevado su arte a países como Argentina, Brasil, España y Japón. A pocas semanas de exponer ‘La Violencia de la Imagen’ en La Habana, Aisha toma una pausa en Lima. Su trabajo la está llevando por caminos inesperados: Quiere cursar estudios en Antropología, Psicología o Filosofía. «Destruyo la belleza occidental, lo que me pertenece, lo que normalmente consumo». Así describe su obra.