Es limeño, pero se desempeña como artista en París, donde está su estudio: una fábrica abandonada. Su arte busca ser, según él, una construcción arquitectónica de emociones.
Se disciplinó para dominar la simetría y el equilibrio en su trabajo, porque estudió Arquitectura. Pero dejó de diseñar planos, tras terminar su carrera en Lima, para hacer lo suyo con formas que escapen a la lógica. Se mudó a São Paulo en 2002 para hacer una Maestría en la Escuela de Bellas Artes. Y de allí en adelante seguiría su pasión al otro lado del Atlántico, en diferentes países de Europa como República Checa, Suecia, Austria o Francia, donde el año pasado formó parte de una residencia de artistas en la Ateliers D’Artistes Icade. Sobre su estilo dice: «Debido a mi formación como arquitecto tengo interés en la estética del Modernismo». Para dar vida a su arte, que se traduce en grabados, esculturas, instalaciones y dibujos, este artista utiliza herramientas que aleja de la normalidad: reglas T, escuadras, escalímetros, trozos de espuma, plástico y concreto, ébano, tiza en polvo… pabilo. Nombre un elemento y estará nombrando una posibilidad. No le gusta teorizar sobre sus creaciones. Es por ello que también convierte sus espacios de exhibición en estudio y viceversa: para él, el taller es un espacio privilegiado donde las piezas resultantes son tan importantes como su proceso. «Estoy ofreciendo diferentes posibilidades de lectura a la estricta realidad, cargando a los objetos de nuevos significados». Pueden seguir su trabajo en: pierstockholm.com.