Clara Pomareda tiene 22 años, un marcapasos, dos discos y un EP recopilatorio con nuevas versiones de lo mejor de su repertorio. Tras superar un problema de salud, ha encontrado en la música su equilibrio perfecto.
Por: Germán O. Rivera | Fotos: Augusto Escribens
En el escenario, ella puede pasar de la más completa serenidad a la adrenalina pura con una fórmula pop e indie folk que difícilmente podría ser indiferente a alguien. Pero el camino que llevó a esta menuda cantante a la música [la herencia familiar de un abuelo guitarrista y un padre pianista] se reforzó a los 18 años. Un bloqueo cardíaco dio un giro radical a su vida y atrás quedaron pasatiempos como las artes marciales por un marcapasos que parecía poner pausa irremediable a todas sus actividades. La música se convirtió en la catarsis perfecta para mitigar su dolor. Tiempo después, en la Universidad, conocería a su aliado, productor y manager, Bens [como es conocido en el medio musical], quien junto con ella decidió darle a Clara Pomareda una nueva identidad: Clara
Yolks. Ese espíritu alternativo no tardó en plasmarse en discos como ‘Viene y va’, ‘Agallas’ y ‘Equilibrio natural Vol. 1’, de mucha demanda en Spotify, Apple Music y YouTube.
Con una comunidad de más de 25 mil seguidores en Instagram [@clarayolks], cada concierto era el inicio de una nueva experiencia. Una vez, tocando en uno muy íntimo en el cual el público podía comentar o hacer preguntas, una chica contó que la canción ‘Bum Badum’ era su favorita porque sentía que la ayudaba a no deprimirse, ya que no podía caminar a causa de una celulitis infecciosa. En ese momento, la comunión entre público y artista fue absoluta: esa canción trataba justamente del problema cardíaco de Clara, y el hablar de ello es algo que siempre la hizo llorar y que en esa noche de revelaciones aprendió a superar. Actualmente, los malos momentos han quedado atrás y ella se siente orgullosa de escribir sus canciones a mano en su agenda, esperando que todos se contagien con su única manera de ver la vida: ser feliz.