Revista ASIA SUR Una revista del Grupo AS
En diciembre de 2013, su prima le pidió hacer una torta para su celebración de 30 años; en ese momento, Alessandra Camino no imaginó que ese sería el primer paso para la creación de su propia marca: Ale Camino – Smile Baker.
Por: Heidi Pinedo | Fotos: Oliver Lecca
Nunca un encuentro con la dulzura fue tan doloroso. A los dos años de edad, Ale abrió el refrigerador de su casa en Ica y confundió un tomate con un rocoto. El llanto hizo eco en toda su casa y su mamá no encontró mejor solución que colocar en su boca todo el dulce posible para calmar el ardor de la pequeña. Fue así, con lágrimas en los ojos y los labios inflamados, que Ale tuvo su primer encuentro con lo dulce en su vida. Hoy, mientras recuerda este episodio, el tatuaje de la cuchara de postre de su abuela y el de una batidora resaltan en su brazo derecho. «He crecido dentro de la cocina con mi madre que era repostera. Yo la ayudaba a mover el manjar, preparar los postres, etecétera», comenta nostálgica. En el último año de su carrera de diseño de interiores, Ale decidió dejar sus estudios para irse a estudiar cocina en España. Es al regresar cuando se da cuenta de que lo suyo era la repostería, e inició su pastelería en casa en agosto de 2013. Ahora, ha sido elegida como la mejor influencer gastronómica en la categoría newcomers. «No lo planeé, simplemente hacía las cosas como las sentía. No tenía ni idea que tengo ese lugar en el mundo digital, pero ha sido una grata sorpresa que logré siendo apasionada y disfrutando de lo que hago».
El concepto principal de Smile Baker es disfrutar, pues los pasteles que se elaboran en su taller de Surquillo no son para comer todos los días; más que eso, son postres que acompañan a las personas en los momentos que quieran recordar. Sabe que parte del éxito de su marca es la exigencia y la calidad que mantiene con los diseños de sus surrealistas creaciones.
