El arquitecto José Orrego, líder del estudio Metrópolis, habla de las tendencias inmobiliarias impulsadas por el estilo de vida y sobre el planeamiento en pro de una Lima unificada.
«Primero que nada, hay que entender los aspectos de nuestra ciudad para responder con proyectos arquitectónicos», dice. «Por ejemplo, entender que el tráfico de Lima no se resolverá de acá a 20 años… o más, y eso porque hay una ausencia de planeamiento de ciudad».
¿Qué ocasiona dicha ausencia de planeamiento? La resolución de problemas por medio de acciones aisladas sin organigrama. Lo gracioso: hay aceptación. El limeño convive con problemas como el tráfico y trata de vivir para evitar las horas pico. Es decir, vive cerca al colegio de sus hijos y a su trabajo. Y con eso se abre un espectro inmobiliario.
¿Actualmente, qué aspectos ha impulsado la construcción de espacios destinados al alquiler? El auge del grupo de consumo conocido como millennials y de gente que vive en las periferias y decide que, durante la semana, debe tener un departamento en la ciudad. Por ello, el deseo de la casa propia ya no está tan arraigado y el mercado mira hacia el alquiler. Otro grupo objetivo que no se ha considerado antes y que ahora sí existe son las de mujeres solteras que quieren vivir solas. El fenómeno de los roomies y los Airbnb también propicia la expansión de departamentos pequeños.
¿Esto de buscar viviendas que con centren muchos beneficios habla de la sobrepoblación de las ciudades? La sobrepoblación existe en varias ciudades. Desde los ochenta, el Perú es eminentemente urbano; es decir, la gente se desplaza hacia las ciudades. Por ello, es raro que no exista una política de Estado que privilegie poder vivir en ciudades. Como están las cosas, cada vez vivimos peor en nuestras ciudades. Las ciudades en el Perú no son viables para el próximo siglo. No hay áreas verdes, hay sobrepoblación. Madrid invirtió el presupuesto de dos generaciones para hacerla viable. Lima no lo hará. Lo único que queda es resolver las necesidades a una escala menor.
¿Qué necesidades se han resuelto a esta escala? Por ejemplo, existen municipios que vienen traba – jando para que sus distritos sean mejores, a través del incremento de áreas verdes, promoción del uso de bicicletas o vivir en comunidad. El problema es que son esfuerzos aislados y no obedecen a una visión integral de Lima como unidad. Son islas atendiendo problemáticas puntuales.
¿El limeño está apuntando a los extrarradios de la ciudad para construir viviendas? Históricamente, Lima se ha movido desde el damero de Pizarro hacia la costa. Lima es como una mano que se abre entre los cerros y hacia el sur. Deberían, por ello, existir facilidades para que la ciudad se desarrolle hacia el sur, y que la inversión privada genere ciudades satélite. No es gratuito que haya una revaloración del Sur Chico y que la gente opte por poner su primera vivienda en Punta Hermosa. Pero, otra vez: eso se dio por default, cuando pudo ser planeado. Así como se crean viviendas, se crean colegios y servicios.
¿Las obras que está llevando a cabo la Municipalidad son malas? La verdad no sé si son buenas o malas, porque tendría que ver la ‘imagen’ final. Pero la falta de planeamiento técnico hace que haya disputas como las que vemos entre San Isidro y la Municipalidad de Lima. No existe una autoridad supramunicipal que sepa qué es lo correcto para la ciudad en general.
En cuanto a proyectos, ¿qué es lo que la ciudad necesita con más urgencia? Se debe contar con un sistema de transporte público de metro, buses, corredores, taxis y bicicletas. Eso hará que la ciudad sea funcional. Luego de eso, debe limitarse el uso del auto. Ello requiere de una autoridad autónoma de transporte que no dependa únicamente de los municipios; luego, implementar una política de creación de áreas verdes de gran escala para la ciudad, para mejorar la calidad de vida. A partir de allí, liberaría la altura de los edificios en algunas zonas, limitando así el uso de los autos y facilitando el acceso a servicios a más personas por kilómetro cuadrado.