Un abogado especialista en servicios financieros con una faceta contraria a la profesión que eligió seguir.
Por: Heidi Pinedo | Fotos: Oliver Lecca
Esta es la historia de una persona que vive dos pasiones, consideradas por muchos, muy diferentes. Pero para Jose Diez Canseco, ser actor y abogado representa, en esencia, un mismo papel. La primera vez que se subió a un escenario tenía tan solo dos años de edad. Un poema infantil sobre Cristóbal Colón que su abuela le enseñó fue el punto de partida para que él, un pequeño extrovertido y elocuente, iniciara su carrera teatral. «En Génova de un rincón nació Cristóbal Colón. Hizo viajes atrevidos por mares desconocidos…», rezan los primeros versos que hasta el día de hoy recuerda. «Me salió natural pararme frente a todos y a mi profesora le pareció interesante que un niño aprenda un texto así». Gracias a esa actuación, Jose cerró el acto de clausura de su nido interpretando el papel del gran navegante. A partir de ahí, no ha parado.
En la vida de Jose, el teatro siempre ha precedido a la carrera que él escogió: derecho. Cuando egresó del colegio en el año 1999, su generación venía de vivir una crisis política, económica y social. El miedo por adoptar carreras poco tradicionales estaba vigente. Esa situación lo llevó a apostar por su profesión, decisión de la cual no se arrepiente.
«Es una profesión fascinante y completa. Me ha dado una forma lógica de pensar». Pero el abogado y actor, que en este momento lleva puesto terno y corbata, ha encontrado la manera de hacer que sus pasiones tengan puntos en común y de vivir «en constante versatilidad». Como actores en un juicio, los abogados calzan los mismos roles que los actores encima del escenario, detrás de las cámaras, o en una pantalla de cine. «El derecho y el teatro son ficción. Ambos son una creación humana para regular relaciones o para contar historias». Así lo explica él: «si las partes tienen los mismos intereses no necesitarías un abogado. Igual que en el teatro si todos persiguen un mismo objetivo, no habría historia». En ambas profesiones, él tiene que salirse de su piel y adoptar una posición que no es suya.
Para este año, Diez Canseco tiene ya programada su agenda. En marzo estrenará una obra dirigida por su maestro y mentor teatral, Roberto Ángeles. A partir de setiembre pondrá sobre las tablas un proyecto unipersonal que acaba de terminar de escribir. Luchar contra las etiquetas y prejuicios nunca fue tan divertido para él, una persona que empieza su día en una oficina de un piso 15 y lo acaba en bicicleta de camino a Miraflores para el ensayo de su próxima obra.