El reconocido actor peruano, Juan Carlos Rey de Castro, recuerda los momentos que tuvo que vivir para armarse de valor y enfrentarse a la decisión de dejar todo por la actuación.
Por: Heidi Pinedo | Fotos: Oliver Lecca
Antes de siquiera pensar en renunciar a su trabajo como ingeniero industrial, Juan Carlos anhelaba poder continuar con el Taller de Formación Actoral de Roberto Ángeles para confirmar que realmente, la actuación era lo que siempre había querido. Pero sus horarios de trabajo hacían complicado ese sueño. Desde trabajar en un laboratorio de producción de medicinas farmacéuticas, hasta pasar por empresas de auditoría o marketing; conforme fue avanzando, consolidándose y ascendiendo como un profesional de éxito en el área en la que se desempeñaba, el costo de oportunidad para dejarlo todo y comenzar de cero se hacía cada vez más grande.
Él no olvidará el día en el que la última empresa donde trabajó le ofreció un puesto de gerencia. En esa época tenía tan solo 23 años. Lo que para otros significa una noticia que puede resolverles la vida, para Juan Carlos no fue más que un golpe que sacudió su realidad, porque sabía que ese camino no era el que quería tomar. «En vez de aceptar el puesto, renuncié». Ver a una amiga actriz comprometida por su profesión despertó en él la pasión que dormía mientras escalaba posiciones en las empresas por las que pasó. Así, Juan Carlos llegó a casa llorando del trabajo y, en su cama, como el pequeño de 12 años que aparecía en el programa ‘Chiquitoons’, se echó a buscar consuelo en los brazos de sus padres. «Les dije que me moría de ganas de actuar, pero también que tenía miedo y que necesitaba su apoyo». En ese momento, las lágrimas de los Rey de Castro aparecieron y en un abrazo cálido, se pusieron a llorar junto a su hijo. Juan Carlos recuerda lo que sus padres le dijeron ese día: ellos estaban seguros que lo que él haga en la vida lo haría bien, porque ya había probado desde muy joven que podía superar los retos que se le presentaban. «Esas palabras eran lo último que me faltaba para tener la convicción de arriesgar y lanzarme sin más».
Al momento de acabar su carrera profesional, el joven de 22 años se trazó el objetivo de su vida: ahorrar dinero para ir a estudiar actuación a Nueva York. «Cuando entendí la actuación como un arte, confirmé que era lo que quería hacer el resto de mi vida», señala. Al regreso de la producción de fotos de esta nota en Pucusana, Juan Carlos mira hacia el horizonte. El actor, que acaba de terminar una exitosa temporada en el Teatro Británico con la obra ‘El Discurso del Rey’, sabe que si pudiera retroceder el tiempo volvería a estudiar ingeniería industrial; pero también reflexiona y cree que podría haber aprovechado para llevar «en paralelo muchos cursos de artes escénicas que quizás no llevé».
Mientras cursaba el taller de Roberto Ángeles, Juan Carlos utilizó todos sus ahorros. Sabía que si no lograba vivir de la actuación, regresaría de nuevo al mundo corporativo, pero con la sensación de haberlo intentado. En un momento, en su cuenta de banco le quedaban solo 500 soles y se dijo a sí mismo que seguiría hasta que le quede «el último sol». Dos días después de volver a revisar su cuenta y ver que el dinero se le estaba acabando, le ofrecieron su primer trabajo televisivo. «Fue en el programa ‘La Akdemia’, no me permitía ahorrar pero pude vivir tranquilo. Después, me fueron llamando para más papeles y así comencé con una seguidilla en mi carrera».
Un travieso Juan Carlos de 12 años se asoma por la pantalla de televisión. Es 1998, y en esa época, él se desempeñó como conductor del programa de Frecuencia Latina ‘Chiquitoons’. Con un metro cincuenta de estatura, una camisa dos tallas más grande que él, su cabello corto y su actitud extrovertida, dominaban las cámaras.
El Juan Carlos de hoy, con 32 años, sabe que las puertas se le abrieron por esfuerzo propio. «Me ha pasado que, cada vez que se me cierra una oportunidad se abren dos o tres más. Eso me ha llevado a pensar y decirme a mí mismo felizmente me pasó esto».
Ya sea arriba del escenario, detrás de una cámara o leyendo un nuevo guión, Juan Carlos confirma que este quehacer es su vida con nueve teleseries, dos películas y cinco obras teatrales: su mejor carta de presentación. «La actuación es la única profesión donde puedes interpretar a personas distintas a ti y conocerlas de tal manera que te sensibiliza», puntualiza. Con un 2019 recargado de proyectos teatrales y televisivos, Juan Carlos está seguro de la decisión que tomó de joven: actuar toda su vida.