Maneja autos desde pequeño y ahora vive de ello. A sus 29 años trajo y popularizó el deporte del drift y ahora planea volverlo un espectáculo de masas, deseando que la gente comprenda que el automovilismo es para todos.
Por: Germán O. Rivera | Fotos: Prodrift Agency
Una moto hace sentir el rugido de su motor en la calle y Lucho se distrae de inmediato como producto de un acto reflejo. Él mira, sonríe y comienza la conversación. «Mi papá me introdujo el mundo de los autos», comenta, y tiene razón. Su padre, llamado igual que él, tiene más de 20 años en el automovilismo y le enseñó a manejar a una edad tan temprana que no recuerda con exactitud. Su primera conexión con los motores se dio en desiertos y tramos de la selva a los cuales viajaba con su mentor y, mientras crecía, fue pensando en hacer negocios en este rubro. «Comencé comprando y vendiendo autos», recuerda con nostalgia, y luego habla de ser dueño o socio de empresas que se enfocan completamente en los motores.
Con su padre, la relación siempre fue de mucha química como cuando comenzaron a correr juntos el rally de ‘Caminos del Inca’ desde 2008. Pero, su mayor experiencia sucedió durante 2013, cuando participaron en el Rally Dakar y su recorrido culminó con un accidente donde el auto dio ocho vueltas de campana. Lucho recuerda aún esa noche en la que tuvieron que dormir en la arena, viéndose obligados a abandonar la carrera por la lesión que su padre tenía en la espalda.
Autodefinido como alguien inquieto, a Lucho se le ocurrió traer al Perú en 2011 el deporte del drift, con el que ha obtenido el Campeonato Nacional 2014 y el Subcampeonato 2018. Él ya lo disfrutaba por televisión y le parecía
la categoría precisa para llegar a un público masivo, ya que su mayor atractivo son las maniobras de sobreviraje de los pilotos. «Quiero que el drift se vuelva tan popular como el fútbol», sentencia, y es por ello que se mantiene en constante movimiento para hacer shows en todo Lima, pasando de contar con tres fechas en los primeros años hasta seis en la actualidad, consiguiendo en 2018 una asistencia récord de 7 mil personas en un evento organizado en la avenida Brasil. Ahora, con más de 30 mil seguidores en Instagram, fue premiado como uno de los cinco influencers
con más engagement del Perú, pero ni siquiera semejante distinción lo va a alejar de su vocación de piloto y de esas rutas por las que transita desde que tiene memoria.