Cada postre es una obra de arte. El secreto no solo es el sabor, sino el transmitir cariño para hacer feliz a los clientes. Descubramos la historia detrás de tan exquisitas tentaciones.
Por: Heidi Pinedo | Fotos: Rafaella Bertorini
Siena es una ciudad italiana ubicada a una hora y media de Florencia. Sus calles simples, adoquinadas y de estilo medieval enamoran a los turistas que concurren a ellas. Nicole Pegot-Ogier no fue ajena a estos encantos. La estudiante de cocina de la escuela ‘Florence Culinary Art School’ fundó en enero de 2018 su propia marca de repostería que lleva en honor a esa ciudad el nombre: ́Sienna
Bakery ́. «Su simpleza y la tradición de compartir una comida familiar me encantó. Además, transmitía mi personalidad con ese nombre», señala.
En la memoria de Nicole están los recuerdos vívidos de cuando preparaba postres junto a su madre. «Estábamos haciendo un postre que mi mamá se inventó: unas galletas con manjar blanco que las freía en la sartén. Yo recuerdo estar untándoles el dulce y todos me felicitaban al probar esa delicia». Ahora, con más de 22 mil seguidores en su cuenta de Instagram [@sienna_bakery], Nicole siente que el éxito llegó gracias a tres cosas: «Esfuerzo, talento y un poco de suerte». Este 2019 lo iniciará dictando talleres e inaugurando a fines de febrero su propio local en La Molina.