Ha creado una amalgama entre lo sano y lo delicioso. A sus 21 años trabaja para consolidar su propio negocio de postres sin gluten.
Por: Leonardo Casiano | Foto: Oliver Lecca
Poco antes de cumplir 18 años, Anika Weinstein afrontó una terrible noticia. Había regresado de un viaje a Israel con 12 kilos menos, pero no sabía muy bien por qué y los doctores de aquel país tampoco le dieron razón. La respuesta la tendría aquí y cambiaría su vida: era celíaca, condición que mantiene hasta hoy y que la hace alérgica al gluten.
Vetó muchas de las comidas que amaba, pero donde otros hubieran anticipado el prospecto de una vida limitada, ella vio una oportunidad. Debía haber una forma de comer sano, sin gluten y delicioso. Por ello, tiempo después, luego de barajar algunas ideas, fundó ‘Pechu Free, Gluten Free’ [@pechufree_glutenfree], un blog dedicado a promover el consumo de comida sin gluten.
Pronto la afición se convirtió en profesión y, el año pasado, Anika materializó aquella idea en una empresa. Empezó con ensaladas, pero en los postres encontraría su fuerte. Fue gracias a ellos que, en tan solo 10 meses, pasó de hacer envíos a consolidar alianzas con restaurantes como Freshii. Su familia ya ha iniciado la construcción de una cocina solo para ella, cuenta entre risas.
Anika reconoce que su «estilo de vida ha cambiado». Sin embargo, no piensa solo en su negocio. Actualmente, estudia la carrera de Educación y Gestión del Aprendizaje en la UPC y lleva cursos de nutrición en la Atlantic Internacional University. Asimismo, planifica dictar talleres de desayunos saludables y abrir su propio local. «Es mi idea que nadie se quede con hambre», finaliza. Con sus postres, ¿cómo estarlo?