Revista ASIA SUR Una revista del Grupo AS
Esta joven empresaria prepara y decora pasteles con suma destreza, y captura la esencia de lo que sus clientes buscan. Cuatro años lleva materializando sus sueños en su propia empresa: Brunella Pasticceria.
Texto: Leonardo Casiano | Fotografía: Oliver Lecca
No hay mundos que Brunella Mendighetti no pueda condensar en sus pasteles. Cuando inicia un nuevo pedido da
todo de sí para capturar la esencia de lo que sus clientes piden. Ese es su arte: preparar y decorar pasteles. De esa manera, convierte la repostería en una actividad lúdica donde la fantasía se vuelve accesible a través de un bocado. Sus creaciones pueden simular ficciones de Disney o los trazos oceánicos de una pintura de Vincent van Gogh. O mucho más. Brunella desconoce lo imposible cuando se trata de repostería.
Su pasión por esta rama culinaria inició desde muy pequeña. Pero recién al culminar la secundaria cumplió su objetivo de convertirla en negocio. “En quinto de media hice una marca de postres con una amiga. Vendíamos brownies y cupcakes”, recuerda. El chip emprendedor lo tuvo desde adolescente. Años más tarde, estudió en la UPC
Diseño de Interiores, una profesión que busca el sentido de armonía en los espacios, lo mismo que ella logra con la masa y las decoraciones. Sin embargo, pronto lo dejó y, en el 2015, entró a D ́Gallia, donde le tomó un año aprender las técnicas y destrezas que actualmente emplea. Así fue consolidando su rumbo.
Hoy, a sus 24 años, Brunella continúa ensanchando su negocio. Aprende nuevas formas de hacer magia con
la harina, pero ahora desde Internet. Ante cada nueva sorpresa que halla en su feed —siempre está atenta—,
consigue ideas novedosas que dejan a sus clientes satisfechos con su trabajo, tanto así que la cocina de su casa, cada vez más llena de pedidos, pronto la reemplazará por un taller donde preparará sus dulces proezas. “No suelo decir que no”, confiesa. Crecen sus postres, crecen sus sueños.
