Su historia familiar la inspiró a trabajar con niños. La especialista Amalia Rottmann cree que los problemas de aprendizaje infantil pueden resolverse con un diagnóstico temprano y con una terapia que explota su habilidad para ser felices.
Por: Tilsa Otta | Fotografía: Paolo Rally
La sonrisa de Amalia es cálida y su consultorio huele a lavanda, esencia relajante que emplea en sus tratamientos. Nació con un instinto fuerte para criar. Uno de sus hermanos tenía un problema emocional y de lenguaje, y ella lo ayudó en todo, tareas colegiales y clases de manejo incluidas. Otra fuente de inspiración fue su abuelo, Alfredo Parra Carreño, docente ayacuchano que fue Ministro de Educación en la década del 60. Estas experiencias la aproximaron a la esfera educativa y la llevaron a estudiar maestrías y especializaciones en desarrollo infantil y educación temprana en universidades e instituciones médicas de Europa y Estados Unidos, donde vivió durante 20 años. Desde entonces, trabaja con niños con trastorno de integración sensorial, déficit de atención e hiperactividad, entre otros. Es decir, su vida se centra en ayudar a los niños a desarrollarse y tener una vida social y afectiva plena y alegre. En su nuevo consultorio en Lima, se da un tiempo para contestar a estas preguntas.
¿Cómo ha sido el proceso de mejora de los niños con los que has trabajado?
La mejora comienza cuando se integran todas las áreas del neurodesarrollo con las estrategias adecuadas y las herramientas de integración sensorial necesarias. En mi práctica profesional evalúo, trazo metas por escrito, monitoreo el proceso, informo a los padres por e-mail, teléfono, videos, un sinfín de canales para mantenerlos involucrados e informados. Los padres pueden ver la terapia y participar en ella. Cuando un niño sufre de trastorno de integración sensorial su sistema nervioso no logra tenerlo centrado. Esto afecta todas las áreas de desarrollo: la capacidad de aprendizaje, autocontrol, concentración, sueño, autoestima e inteligencia. La integración sensorial se enfoca en mantener el sistema nervioso en calma y estimulado y ayuda a las células cerebrales a comunicarse entre sí, generando un balance químico óptimo para el desarrollo.
¿Cuánto se ha avanzado en el terreno de la educación especial en el Perú y qué podría mejorar?
Se ha avanzado muchísimo en el área de la educación preescolar y la estimulación temprana, sin embargo, en los pocos meses que tengo en Lima he visto la necesidad de mayor conectividad entre terapeutas, educadores, pediatras, neuropediatras y psicólogos. El progreso de cada niño es único y se maximiza el impacto de la intervención al integrar todas las áreas del desarrollo en una sola terapia, usando herramientas importadas y peruanas.
Háblanos del término happiness skills.
Es un término propio. Es la habilidad que deberíamos ayudar a desarrollar en todos los niños: ¡la habilidad de ser felices! Esto se logra detectando y cultivando talentos que hagan feliz al niño y futuro adulto en la sociedad. Antes se creía que el IQ era lo más importante para triunfar, ahora se ha comprobado que el EQ (emotional quotent) es mucho más importante. La necesidad de un trabajo holístico e integrado es grande en el Perú. Hay todavía mucho por hacer.