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Es el modelo peruano con mayor proyección internacional. Desfila para Dolce&Gabbana, fue fotografiado por Mario Testino, ha aparecido en revistas como Men’s Health y Elle, y el mes pasado se desnudó junto a Dita Von Teese para la portada de S Moda. Martín Arrarte ha recorrido medio mundo por la ruta de las pasarelas.
Por: Tilsa Otta | Fotografía: Paolo Rally
Hoy me recibe descalzo en el departamento miraflorino que habita algunas semanas al año, pero es Miami Beach el lugar que ha escogido como residencia. “Allá me muevo en bicicleta, en ropa de baño, tengo la agencia cerquita… es una vida más relajada”, dice sobre su rutina en Miami. Su infancia en Cieneguilla, en el campo, entre animales de granja, pudo influir en su preferencia. “Siempre jugaba con ellos en el jardín, corriendo calato por todos lados”, recuerda Martín. “Tal vez por eso me gusta tanto la naturaleza y prefiero un estilo de vida más relajado”.
Rechazó varias propuestas para modelar hasta que una oferta económica de TopiTop lo convenció. Estaba en proceso de independizarse, trabajaba en Starbucks y estudiaba en la Universidad Cayetano Heredia. Él quería ser biólogo. Su aprendizaje del modelaje empezó en la cancha. Llegó a España con una beca de estudiante, pero cuando la crisis le cayó encima el modelaje lo salvó una vez más. A sus padres no les gustó que dejara los estudios para dedicarse a modelar, pero el tiempo les mostró que toda experiencia supone un crecimiento: “Toda mi vida he viajado y me encanta. Creces mucho como persona conociendo gente con culturas absolutamente diversas, que creen lo contrario a ti pero nadie te dice es así o es asá. Eso me lo ha permitido el modelaje. En Lima suelen ser un poco absolutistas y conservadores”, reflexiona Martín. Después de seis meses en los que tuvo que trabajar como mesero, su carrera despegó: modeló en China y la India, luego vino Milán, Hamburgo, Londres, París, Nueva York, la adrenalina de la pasarela, fiestas con Scarlett Johansson y David Beckham, la soledad de los aeropuertos, amigos que no volverá a ver. Le toca ser un nómade de lujo, dejarse llevar y a la vez estar presente (con ayuda de la meditación y las enseñanzas del escritor Eckhart Tolle, explica Martín). Así como llegó al modelaje, por casualidad y necesidad, la actuación entró en su vida, inicialmente como una herramienta para desenvolverse en un mundo de apariencias y hoy como una actividad que lo apasiona. Pronto veremos sus ojos color hazel en las pantallas. “Hay que adecuarse, y cambiar un poquito el mundo si se puede”, concluye Martín.
