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En el camino

 

El chef y conductor del programa online ‘Viaja y Prueba’, Luciano Mazzetti, habla de su filosofía: trabajar en lo que le apasiona y disfrutar lo más que pueda de la vida.

Para la entrevista, Luciano estaba de niñero. Cuidaba a la hija de unos amigos mientras se hacía cargo del suyo: León, de tres años y medio. «Deben estar desesperados para que yo sea la opción para cuidarla», bromea. Cuando Luciano viaja por el Perú para grabar el programa ‘Viaja y prueba’, León se queda con su madre. «Pero yo paso mucho tiempo con él, porque mis horarios son flexibles. Hay semanas enteras en las que no hago nada. Trato de que no todo sea chamba». Le gusta la vida tranquila. Él es bastante relajado. En Barranco, distrito donde vive, llama a todos con un ‘habla causa’. Y con esa confianza, empezamos.

¿Cómo hiciste para que hablarle a una cámara sea tan fácil como freír un huevo?

Lo que pasa es que el programa es de dos patas que viajan juntos, y uno es el que maneja la cámara. Al final, es como si le dirigiera la palabra a él. Por suerte, yo paso caleta porque se transmite online. Y la gente solo ve a dos locos pasándola increíble.

Casi todos los chefs se la pasan encerrados en una cocina. Tú viajas.

Cuando estaba estudiando cocina, también me embelesé con la gastronomía moderna, y por ello hice prácticas en dos restaurantes de Europa: en ‘Berazategui’, restaurante del País Vasco y el ‘Celler de Can Roca’ de Girona, España. Son la Fórmula 1 de la cocina; pero me di cuenta de que no quería hacerlo. Un practicante hace lo que le ordenen, como picar filas de perejiles. Si haces las cosas bien, te dejan servir algo en los platos. En el ‘Celler de Can Roca’ sí te dejaban hacer más cosas: podías abrir cajas y cajas de ostras, cosa que jamás había hecho en Lima. La primera vez que lo hice fue con roche, fue batallar con una piedra. Terminaba con los nudillos infectados. A la gente que hace eso, le tengo todo el respeto del mundo. Yo no tenía paciencia.

¿En Lima es lo mismo?

Claro, pasa allá y pasa en ‘Central’. La cosa es brutal. Es un trabajo al que hay que meterle todas las cremas. All in! Yo no estaba para hacer eso. Por ello, también decidí hacer ‘Viaja y Prueba’. La vida de un cocinero es yuca. Uno puede estar involucrado en la gastronomía y no necesariamente en restaurantes.

¿Y luego de Europa, qué vino?

Estuve en ‘La Gloria’, de Miraflores, y luego me fui a vivir a Cusco -en 2010- por un año. Trabajé allí en un par de trattorias. Me encanta hacer pastas. Y me di cuenta de que me gustaba tener vida. O sea, poder… disfrutar.

¿Económicamente, estabas bien?

Debe haber sido la etapa más complicada de mi vida, pero fue cuando emocionalmente fui más feliz. Una vida súper sencilla: trabajaba, caminaba con mis patas, hacía trekking, comía menú, vivía en una casa con colchón en elpiso; pero la pasaba bomba. Eso se quedó conmigo para siempre. Fuera de bromas, no juzgo si te gusta comprarte ropa linda o tener un carrazo. Cuando regresé a Lima, abrí un restaurante y empecé a conducir un espacio de siete minutos en ‘Plus TV’.

¿Por qué abriste un restaurante si no querías hipotecar tu libertad por trabajo en la cocina?

Por eso duró poco tiempo. Pensé que, al ser mío, iba a tener más injerencia en las ideas; pero había socios involucrados y mucha diferencia de opiniones.

 

Texto: Christian Reto / Fotos: Augusto Escribens

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